martes, 17 de mayo de 2005

Los últimos trashumantes

En medio siglo se ha reducido por tres el número de reses que van de Teruel a Levante El Ligallo de Pastores pretende crear una escuela pastoril en Fortanete

17/05/2004 EL PERIODICO

Viaje a pie Raimundo Barrera regresó ayer a Fortanete Foto:PACO MONTERO / EFE

Poco más de 30.000 ovejas trashuman actualmente entre los pastos veraniegos de las sierras turolenses y los pastos invernales de Levante, que llegan hasta la desembocadura del Jucar. Hace sólo una década se estima que alrededor 45.000 ovejas realizaban este recorrido y hasta 100.000 a mediados del siglo XX.
Zonas donde tradicionalmente acudían los rebaños de ovejas a pastar durante el invierno, en el Delta del Ebro y la Comunidad Valenciana, están hoy ocupadas por cultivos intensivos que no permiten el pastoreo por las técnicas que se están implantando. "A esto se unen problemas como el envejecimiento de los ganaderos y la falta de pastores" del Ligallo de Pastores de la Antigua Corona de Aragón, Lionel Martorell.
Para que no termine por desaparecer dicha práctica pastoril milenaria, la asociación de trashumantes intentará este año crear una escuela de pastores en Fortanete (Teruel) destinada a gentes que abandonaron el medio urbano y a inmigrantes para formarlos en zootecnicas y pastos, mediante la realización de prácticas con pastores experimentados.

Viaje de ida y vuelta
Esta trashumancia al Levante o "al Reino de Valencia", como todavía lo denominan algunos pastores, se realiza en otoño en un 90 por ciento por medio de camiones, ya que los días son cortos, al contrario que en primavera -- entre principios de mayo y mediados de junio--, cuando el viaje de vuelta se hace en una proporción similar a pie por las viejas veredas en recorridos que duran de 6 a 10 días.
Ayer domingo llegaban a Fortanete los hermanos Barrera con unas 800 ovejas con las que han pasado el invierno en Altura (Castellón) pastando en montes públicos de aprovechamiento municipal.
Raimundo Barrera recuerda que la ganadería trashumante es tradicional en su familia y sus abuelos. "Ellos, explica, pasaban el invierno en la masía Santa Bárbara en el Delta del Ebro". Este ganadero, propietario de unas 400 cabezas de ovino, relata que durante los siete meses de estancia en Altura guardaba el ganado por la noche en un corral y por el día salía acompañando al ganado con un control muy directo, "para que no entraran en tierras de cultivo y evitar zonas donde el uso de pesticidas es habitual e intensivo".
Antes, explica Raimundo, "en las zonas de invernada les dejaban el corral a cambio del estiércol de las ovejas para los agricultores, pero con los nuevos abonos industriales el trueque ya no sirve".
Por el contrario, en los pastos de verano el cuidado del ganado es más cómodo y las ovejas se pueden dejar solas entre los pinos al cuidado de los perros pastores y sólo los guardan por la noche en la masada. Barrera indica que en su partida había bastante pasto en Altura por las lluvias, pero al llegar a estas zonas altas de Teruel, que superan los 1.600 metros sobre el nivel del mar, el pasto ha crecido poco a causa del frío de la primavera.