jueves, 28 de febrero de 2013

En defensa de la ganadería extensiva


El Consejo de las Cabañeras de Aragón reclama más apoyo institucional y reconocimiento social a la ganadería extensiva de nuestro país, ya que además de proporcionar alimentos de gran calidad, cumple una función insustituible en la conservación de la biodiversidad, los paisajes y el patrimonio.

El desbroce de las masas arboladas o el mantenimiento de los prados alpinos y dehesas son sólo algunos de los beneficios ambientales de esta actividad, una herramienta muy efectiva en la prevención de incendios forestales y mucho más rentable en términos económicos frente a otras políticas que se han aplicado en épocas de bonanza económica.  Los rebaños recorren cada día miles de kilómetros de vías pecuarias, contribuyendo con su aprovechamiento a preservar un patrimonio cultural y ecológico valiosísimo, mantienen a raya a ciertas plantas y propagan otras, aumentando su diversidad y con ello el alimento y los hábitats para la fauna silvestre.  Sin la  ganadería extensiva y trashumante no se podría entender el paisaje ni la historia de este país.

Sin embargo el crecimiento de los costes de explotación y los bajos precios que las distribuidoras imponen a  sus productos hacen cada vez más difícil mantener viva la ganadería extensiva, sobre todo en las zonas de montaña, por lo que cada año se cierran docenas de explotaciones, una verdadera catástrofe en términos económicos y demográficos, ya que a menudo, por las condiciones ecológicas y de relieve en las que se desarrolla esta actividad,  suelen implantarse en comarcas con peores comunicaciones y servicios.

La asociación alerta del grave riesgo que supone la desaparición de la actividad ganadera extensiva en estas zonas y de sus consecuencias ecológicas, culturales y sociales.  Sólo en la provincia de Teruel ya hay más de 100 municipios en los que no queda ningún rebaño, cientos de hectáreas de monte privadas de uno de los mejores sistemas de aprovechamiento sostenible de sus recursos.  En muchos espacios protegidos, la falta de ganado está creando nuevos problemas y a menudo los gestores intentan favorecer su regreso, pero es dificil porque persisten las causas fundamentales que la han extinguido, y faltan profesionales dispuestos a asumir el reto.

Es necesario que la sociedad valore adecuadamente la ganadería extensiva y sus productos, exigiendo información sobre su origen y condiciones de cría o alimentación, especialmente en los comercios de proximidad, para que éstos eviten la tentación de competir con las grandes superficies distribuidoras de carne procedente de granjas intensivas, más rentables pero de peor calidad.

La Administración debe poner de su parte los recursos necesarios para que se pueda conseguir una diferenciación ante los consumidores, una medida que permitiría ganar tiempo y salvar de la quiebra a los últimos ganaderos extensivos. 

(*) El Consejo de las Cabañeras de Aragón es una organización privada sin ánimo de lucro fundada en 1994 con el objetivo de contribuir a la conservación y puesta en valor de la naturaleza, el patrimonio ganadero y las actividades rurales tradicionales.

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